miércoles, 26 de septiembre de 2012

La loca de los gatos (cada vez más cerca)


Si hace unos meses dije que no creía en los flechazos, he de bajar la cabeza y retractarme. Ocurrió el martes, en el camino a casa. Cuando le vi a lo lejos estaba coqueteando con unas señoras, pero (así es el amor) en cuanto me acerqué las dejó donde estaban para venir a mí. Me miró con esos ojazos entre oliva y miel, tan rubio, tan gordo. Le acaricié, le susurré palabras bonitas y supe que tenía que ser mío.

“Llévatelo, llévatelo” me gritaban las señoras. “No sé, es que ya tengo otra…” Pero la decisión ya estaba tomada. Hacía tiempo que quería darle un hermanito a Oshún para que pudiera jugar mientras yo estaba fuera de casa, y si lo había pospuesto había sido por puro egoísmo. No quería que nadie me quitase ni un poquito de su cariño o del tiempo que compartíamos juntas, pero en el fondo, sabía que ella iba a ser más feliz. 

Esta nueva adopción ha sido un acto de amor, aunque nadie me cree y ahora mi familia y mis amigos están escandalizados y me hacen prometer que es el último. Temen que me convierta en la loca de los gatos, y supongo que no les faltan razones. Técnicamente (lo he leído en Internet) hacen falta 5. Estoy a tres.


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