miércoles, 29 de agosto de 2012

Estoy haciendo trampas


No sé si es el calor o la confusión, o la inactividad veraniega, pero hace tiempo que me pasan cosas y no las escribo en el blog. Y se me acumula el trabajo.

La historia comenzó en realidad a mediados de junio, pero luego vinieron las evaluaciones, el campamento, y vine yo misma intentando descifrar lo que estaba pasando sin mucho éxito.

A JL le conocí (cómo no) en Meetic. Nos empezamos a escribir, tuvimos una cita virtual por mail, quedamos, nos gustamos, y cuando quise darme cuenta, estábamos viendo la tele abrazados en el sofá de mi casa.

¿Qué puedo decir de JL? Que es atento y cariñoso, que me consiente absolutamente todo, que se preocupa por mí, que siempre está deseando ayudarme aunque no se lo pida ni lo necesite, que juega a los dardos, que se lleva muy bien con Oshún y no le importa que duerma con nosotros ni que le arañe los pies por la mañana. Que me tiene paciencia... ¿Cómo no te vas a enamorar de un hombre así?

Pues dos meses y medio llevo y no hay manera. Ni un poquito. Ni un amago. Ni una chispa.