lunes, 30 de abril de 2012

Fuck the prince


Linda está hecha un lío.
Tras meses de despropósito y hacerse mucho daño, ella y su novio finalmente han decidido que lo mejor es separarse y ahora están en esa fase destructiva del te echo de menos y quiero verte, pero sé que no puedo vivir contigo, del seamos amigos pero duele demasiado y del me siento sola y no sé cuándo dejaré de estarlo.

Y en esa situación le ha pillado su cumpleaños y como no podía ser menos, ha hecho cosas sin sentido, como comprarse un Iphone de 600€ y quedar para cenar con su ex. Para arreglarlo (o contribuir al caos) nos hemos ido a “get properly drunk” como dice ella y a compartir nuestras miserias.

En medio de la conversación alcohólica, para levantarle la moral y joderla un poco (que todo es compatible) le he dicho que no tiene nada de qué preocuparse, porque es una princesa Disney y a esas nunca les faltan candidatos.

I’m not a princess
Oh, yes you are. They should make a movie about you: “Princess Linda. The poor posh teacher… with an Iphone”
Fuck off

Yo le digo entonces que acaba de cumplir 29 y tiene todo el tiempo del mundo, que el problema lo tengo yo, que tengo 34, pero que ya ni me preocupo porque sé que mi “the one” murió hace tiempo, o se fue de misiones a Shri Lanka y ella, en modo Rapunzel, me mira con sus ojazos azules y me dice que es mentira, que va a aparecer, que en cuanto menos me lo espere mi príncipe me va a venir a buscar en un caballo.

A horse? I live on a 4th floor, he can’t get the horse up there
Well, not on a horse then… on a dragon
Mmm… I like the dragon...
A purple dragon! Your prince will come on a purple dragon! And he will be perfect and...
Fuck the prince! I want my dragon!

jueves, 26 de abril de 2012

La Revancha (Parte II)


No me voy a poner en plan lastimero a preguntar ¿Por qué a mí? Ni fatalista con un ¿Esto va a ser siempre así? ¿Nunca voy a poder dar con un tío normal? Ni siquiera autocompasiva afirmando que tengo un imán infalible para los pirados. Más que nada por no escuchar el coro de voces que canta:

 “¿Y qué esperabas? Te has levantado a un irlandés en un bar a la voz de no quiero dormir sola
“El sexo casual es decepcionante, y además está muy feo”
“Hazte respetar”
“Tipos casados, padres desconocidos, herpes genital”…

Pero si yo sólo quería un polvo tranquilo, un par de abracitos, unas risas y un si te he visto no me acuerdo para cerrar el capítulo Cutie y voy y me encuentro al Marqués de Sade en modo locutor de El larguero.
No voy a entrar en detalles pero me gustaría dejar unos cuantos puntos claros para futuras referencias:

1. No me lo retransmitas. Por si no te has dado cuenta, yo también estoy ahí.

2. Ya me cuesta bastante no perder la concentración estando en silencio como para encima tener que responder preguntas. ¿Qué hay de malo en el lenguaje universal? Si gimo mucho, me gusta, si no, no tanto.

3. Si para ti es imprescindible la comunicación verbal, al menos que sean preguntas tipo test, no cuestiones a desarrollar.

4. No voy a ir a un club swinger contigo. Los clubs swingers son para parejas y yo aún no estoy segura de si tu nombre se escribe con L o con D

5. Mis fantasías íntimas son mías, y son íntimas. ¿Lo pillas o te hago un croquis?

6. No tengo intención de hacer un trío contigo, y mucho menos meter en él a mi amiga.

7. Nunca, y repito, NUNCA, te pongas una camiseta sin calzoncillos. Incluso el estilo “Adán con calcetines” tiene mucha más clase.

Por supuesto, después de despedirme elegantemente, salí corriendo sin dejar rastro. En el camino a casa, con el rimel haciendo juego con mi estado de ánimo, un borracho al pasar me tocó una teta.


domingo, 22 de abril de 2012

La revancha (Parte I)


Ya está, me he dado por dejada. Cinco días sin noticias de Cutie. Después de comprobar con un mensaje inocente que no había sido arrollado por un tren o devorado por zombis, he asumido que el cachorro ya no quiere nada con su cougar, así que he puesto en marcha el ritual “a otra cosa mariposa” consistente en cambiar las sábanas, desconectar temporalmente el whatsapp y acostarme con un antiguo amante o en su defecto con un completo desconocido.

Por suerte lo he hecho coincidir con fin de semana y he podido arrastrar a mi amiga Dulce de su hibernación para irnos a bailar. Minifalda y bota plana, en plan “mira qué bien estoy y casi sin proponérmelo”, un par de sangrías gratis de esas hechas con pis de perro y vino reciclado que nos ofrecen a las chicas para que llenemos los bares de tetas y estoy lista para la caza.

El Agujero Negro (nuestra discoteca de cabecera) hoy no está del todo mal. Bastante gente, pero sitio para bailar, muchas parejas pero pocos borrachos (es temprano aún), así que me contoneo un par de merengues y una salsa con Dulce y con un viejo conocido del lugar, intento que un principiante no me disloque el hombro en una vuelta a traición y entonces le diviso: Un rubio de ojos azules en un mar de mulatos, difícil no llamar la atención.

Me espero lo peor (ya he visto a muchos guiris despistados que terminan por error en un bar de salsa) pero saca a bailar a una chica y aguanta el tipo. Se conoce los pasos, tiene ritmo. Saca a otra y luego a otra y yo, que no tengo nada que perder y ya no me voy a echar atrás en mi plan de revancha, le miro descaradamente (¿Es esa su novia? Bueno, qué más da) y me concentro en enviar telepáticamente un mensaje (Tío, sácame a bailar que hoy pillas fijo).

Lo hace, hablamos. Bailamos otra, me retiro “tengo que volver con mi amiga, pero ahora repetimos” sin dejar de reposar mi mano en su hombro (hay que aportar subtexto, no es infalible, pero tengo que jugar todas mis cartas). En el interín no dejo de mirarle, pero esta vez además sonrío y me sonríe, separados por una nube de cabezas que giran. 

Una de sus amigas se le cuelga del cuello y le habla muy pegadita a su oreja (¡Ay que se me adelanta!). Intensifico el contacto visual y funciona, deja a la amiga y me vuelve a sacar. Me cuenta su historia y me dice que aquí en España sólo conoce a gente de su edad y que echa de menos el trato con abuelitos. Encima es tierno y aprecia la sabiduría, justo lo que necesito.

Vuelvo a mi amiga y está aburrida y con ganas de irse así que se me agota el tiempo y con lo lenta que soy yo para estas cosas no es un buen escenario. Me planteo pedirle el teléfono, pero entonces recuerdo que he cambiado las sábanas y me he depilado porque el objetivo era llevarme a la cama a alguien hoy, no al cine la semana que viene, y lo apuesto todo al rojo:

“Me tengo que ir, pero es una lástima porque yo esta noche no quería dormir sola.” No me tiemblan las piernas ni la voz (señal inequívoca de que en el fondo el muchacho tampoco me debe de interesar tanto). “Dame un minuto, me despido de mis amigos y vamos a mi casa. Vivo aquí cerca”. En mi cabeza una voz como de videojuego grita “score!”.

Nos vamos a un bar para alargar un poco la cosa, hago un chiste y descubro que no aprecia mi sentido del humor. Vamos mal, pero esto puede remontar. Le dejo hablar, que siempre es más seguro y a medio tercio nos besamos por primera vez. En un arranque de sinceridad le confieso que mi amante me acaba de dejar y él me devuelve el gesto confesándome que me lo va a comer todo. Yo recuerdo mi última conversación con Cutie, me bebo lo que me queda del tercio de un trago y le arrastro a un taxi. La vocecita exclama “Bullseye!”
(Continuará)

miércoles, 18 de abril de 2012

Cómo escuece que nos dejen (sin noticias de Cutie)


Aunque nos hagamos los duros y lo neguemos, ser queridos o deseados nos hace bien, no nos soluciona los problemas pero les cambia el color, nuestra autoestima aumenta y nos sentimos más grandes, lo que hace que veamos los obstáculos mucho más pequeños.

Por el contrario, cuando nos pierden el interés, el efecto es justo el contrario y las escaleras del metro parecen más empinadas, los niños gritan más alto y los autobuses tardan más en llegar.

Hace tres días que no recibo un solo mensaje de Cutie. Habrá gente que piense que soy una exagerada, pero como explicaba en un post la semana pasada, cuando estás acostumbrada a comunicarte con alguien a diario, el hecho de que sin previo aviso dejes de tener noticias de él, tiene que significar algo.

Probablemente significa que me deja, aunque aún no está del todo claro. Pero era de esperar, nuestra historia entera huele a despropósito y un despropósito es esta manera de terminar, sin mediar palabra ni intentar una excusa y sin decir chao, que te vaya bonito.

Supongo que ambos hemos sabido siempre que lo nuestro era una solución temporal a la espera de encontrar lo que realmente estábamos buscando. Pero, no nos vamos a engañar, confiaba en ser yo la primera en abandonar el barco, que tengo mi orgullo y aunque Cutie no sea el hombre que me vaya a romper el corazón, que te dejen, sea como sea, escuece. Vaya que si escuece.


viernes, 13 de abril de 2012

Expediente S (admirador ultrasecreto)


2 de la tarde. Yo tan tranquila dándole de comer a mi nueva amiga Preggy. Me suena el móvil. Preggy deja de frotarse y sale corriendo.

-  Hola madre, me has asustado a la gata.
-  Ah que no estás en casa. ¿Te ha llamado alguien?
-  No. Igual no sé, acabo de llegar. Estoy en el portal.
-  Pero no te ha llamado nadie al móvil…
-  Ehhh. Nop. ¿Qué pasa?
-  Es que acabo de volver de hacer la compra y Ana (la chica que viene a limpiar) me ha dicho que ha venido un chico muy alto con el pelo por los hombros preguntando por ti. Que te quería dar una sorpresa. Le ha dicho que ya no vivías aquí.
-  ¿Y quién era?
-  No sé. Ana y la abuela se han asustado y no le han abierto la puerta.
-  Joder, pues vaya. ¿No sería P. (mi ex) que esté de paso por Madrid?
-  Eso he pensado yo, pero le he preguntado si era gordo y me ha dicho que no. Que era alto, tenía el pelo largo y la nariz grande. Ana le ha dicho que esperase abajo a que viniera yo pero ha dicho que da igual, que ya te llamaría.

Si me preguntan cuál es mi tipo de hombre, sin duda es alto, de pelo largo y nariz grande. Y ahora sé que hay un hombre alto, de pelo largo y nariz grande dando vueltas por Madrid que me quiere dar una sorpresa.
Pero a mí no me ha llamado nadie. 

jueves, 12 de abril de 2012

La indiscreción del Whatsapp

Francamente, necesitaba estas vacaciones, aunque me han sabido a poco, no solo porque hayan sido muy cortas, sino porque han estado llenas de responsabilidades. ¿He descansado? Sí. ¿Estoy mejor que antes? También. ¿Estoy bien? No del todo. Aunque ahora al menos tengo más energía para afrontarlo.
Y como no hay pastel sin guinda, para lo bueno y para lo malo, Cutie está raro. Llamadme aprensiva, llamadme paranoica, pero sé que algo ha cambiado en la cabeza de Cutie y no me beneficia.
¿Que cómo lo sé? Había escrito un texto larguísimo contando el por qué de mis sospechas, pero cotilleando en Internet he encontrado este corto que lo explica mucho mejor.





La indiscreción del Whatsapp, y no hablo del doble check, que no es dios a no ser que tengas un Iphone (que no es el caso). Las nuevas tecnologías nos conectan tanto que la mínima flaqueza se nota de forma inmediata. Esos sutiles cambios que normalmente ocultamos porque en la mayoría de los casos vuelven a su situación original antes de que el otro se entere, ahora se convierten en actualizaciones de estado tan públicas como el Facebook de Mcdonalds.

Y gracias a estos nuevos tiempos de relaciones tecnológicas veo en directo en mi pantalla cómo Cutie se esfuma de mi vida, intermitente y poco fiable como wi-fi robada, and I’m not lovin’ it.


domingo, 8 de abril de 2012

Sexo oral


En el sofá haciéndonos arrumacos después de desayunar

- Tengo que preguntarte algo

Cutie se tensa porque no le gustan mis preguntas a bocajarro

- ¿Qué te pasa a ti con el sexo oral?

Cutie se tensa aún más porque esto es peor de lo que pensaba. Con lo a gustito que estaba él sin intimar.

- Nada
- Entonces ¿por qué no lo haces?
- Sí lo hago… a veces… Cuando surge…
- (a mí ya me ha “surgido” pero parece que no te has dado cuenta) …Pero no te gusta
- … No… No mucho
- ¿Te da asco? ¿Te aburre?
- No, no me da asco. Es que no me gusta. Como que si haces eso no haces nada más
- (claro, esa es la idea) Ah. Está bien. Sólo tenía curiosidad. No estoy acostumbrada.
- Pues yo lo he hablado alguna vez con mis amigos y todos piensan igual.
- Qué curioso. A mí no me había pasado nunca. Todos los chicos con los que he estado se han arrancado sin pedírselo
- Pues ya lo has jodido porque si no me dices nada, un día cualquiera, así, en el momento, me apetece y lo hago, pero ahora ya…

Claro. Ahora he interferido en la alineación de los astros que te empujan hacia mi vórtice favorito. Habrá que esperar al próximo eclipse de luna. Qué mala suerte. Seré bocazas…

miércoles, 4 de abril de 2012

El mercado inmobiliario y la situación sentimental


Ya sé que es una ganga. Que antes costaba 120.000 y ahora está en 105.000. Que la zona, el ascensor, y está para entrar a vivir. Me parece estupendo. Estoy segura de que alguien será muy feliz viviendo en él, pero yo, y ya no sé cómo decirlo “LO TENGO QUE PAGAR SOLA”

Nada por encima de 80.000, ese es mi presupuesto, y no quiero ver un tres habitaciones con baños de mosaico. Quiero una madriguera acogedora donde refugiarme los domingos tristes y criar a mi futuro gato.

Me alegro mucho por mi hermano y su duplex, por mis amigos y sus cuatro habitaciones en el extrarradio, las cenefas para la habitación del bebé, las oportunidades de protección oficial y la hipoteca conjunta pero yo no estoy ahí, y ni siquiera sé si llegaré a estarlo.

-         Pero luego, si tienes niños, para bajar el carrito por las escaleras…

¿Y yo qué cuerno sé si voy a poder tener niños? No sé si voy a encontrar pareja y no me puedo quedar esperando a averiguarlo. Soy yo, soltera y sola, sin grandes ingresos pero sin pasar penurias y mi presupuesto es de 80.000 euros, con todo incluido.

Pero esa situación, ni los agentes inmobiliarios ni el gobierno con sus VPO a 220.000€ la contemplan.


lunes, 2 de abril de 2012

De cómo me hice una cuenta en Meetic (el peligro de tener internet en domingo)


Fue todo muy rápido, no sé bien cómo pasó. Recuerdo que Cutie se había marchado por la mañana dejándome como siempre una sonrisa estúpida en la boca y un sentimiento como de no estar haciendo lo correcto. Por la tarde no me había escrito y eso me dio espacio para pensar en cómo estaba perdiendo el tiempo con este chico y cómo me corría prisa encontrar a alguien de verdad y dejar de jugar a las parejitas antes de que él también se diera cuenta de que estábamos haciendo el tonto. Sentía tanta frustración que le dí vueltas durante horas, hasta que estaba tan envenenada que debí de desmayarme o algo, porque cuando recobré mis facultades mentales, ya estaba terminando de rellenar mi perfil en Meetic.

No es que no se me hubiera pasado por la cabeza antes el tema de ligar por internet, pero siempre encontraba excusas para no hacerlo. Que chatear no sea mi fuerte y que en general no me guste relacionarme con gente eran unas de las más potentes. Y la falta de magia, creo que esa era la principal.

Pero bueno, el mal ya está hecho, me he resignado, he bajado un escaloncito en mis aspiraciones de enamoramiento y he comenzado la búsqueda. Si no es un novio, seguro que por lo menos me llevo alguna historia que contar, que en esta apatía que me gasto, no es nada despreciable. Y encima estoy de vacaciones.