Fue todo muy rápido, no sé bien cómo pasó. Recuerdo que
Cutie se había marchado por la mañana dejándome como siempre una sonrisa
estúpida en la boca y un sentimiento como de no estar haciendo lo correcto. Por
la tarde no me había escrito y eso me dio espacio para pensar en cómo estaba
perdiendo el tiempo con este chico y cómo me corría prisa encontrar a alguien
de verdad y dejar de jugar a las parejitas antes de que él también se diera
cuenta de que estábamos haciendo el tonto. Sentía tanta frustración que le dí
vueltas durante horas, hasta que estaba tan envenenada que debí de desmayarme o
algo, porque cuando recobré mis facultades mentales, ya estaba terminando de
rellenar mi perfil en Meetic.
No es que no se me hubiera pasado por la cabeza antes el
tema de ligar por internet, pero siempre encontraba excusas para no hacerlo.
Que chatear no sea mi fuerte y que en general no me guste relacionarme con
gente eran unas de las más potentes. Y la falta de magia, creo que esa era la
principal.
Pero bueno, el mal ya está hecho, me he resignado, he bajado
un escaloncito en mis aspiraciones de enamoramiento y he comenzado la búsqueda.
Si no es un novio, seguro que por lo menos me llevo alguna historia que contar,
que en esta apatía que me gasto, no es nada despreciable. Y encima estoy de
vacaciones.
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