lunes, 2 de abril de 2012

De cómo me hice una cuenta en Meetic (el peligro de tener internet en domingo)


Fue todo muy rápido, no sé bien cómo pasó. Recuerdo que Cutie se había marchado por la mañana dejándome como siempre una sonrisa estúpida en la boca y un sentimiento como de no estar haciendo lo correcto. Por la tarde no me había escrito y eso me dio espacio para pensar en cómo estaba perdiendo el tiempo con este chico y cómo me corría prisa encontrar a alguien de verdad y dejar de jugar a las parejitas antes de que él también se diera cuenta de que estábamos haciendo el tonto. Sentía tanta frustración que le dí vueltas durante horas, hasta que estaba tan envenenada que debí de desmayarme o algo, porque cuando recobré mis facultades mentales, ya estaba terminando de rellenar mi perfil en Meetic.

No es que no se me hubiera pasado por la cabeza antes el tema de ligar por internet, pero siempre encontraba excusas para no hacerlo. Que chatear no sea mi fuerte y que en general no me guste relacionarme con gente eran unas de las más potentes. Y la falta de magia, creo que esa era la principal.

Pero bueno, el mal ya está hecho, me he resignado, he bajado un escaloncito en mis aspiraciones de enamoramiento y he comenzado la búsqueda. Si no es un novio, seguro que por lo menos me llevo alguna historia que contar, que en esta apatía que me gasto, no es nada despreciable. Y encima estoy de vacaciones.

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