No sé si lo sabéis, pero conseguir que dos gatos se hagan
amigos (o al menos no se lleven mal) conlleva un proceso largo y laborioso.
Básicamente consiste en encerrar al recién llegado hasta que poco a poco el
antiguo inquilino (Oshún en este caso) se acostumbre a su olor, a su presencia,
y finalmente a compartir su territorio. Puede llevar días, semanas o meses. Yo,
desde bien empezado el protocolo, supe que por el bien de mi salud mental, más
les valía a estos dos hacerse amigos antes del domingo.
El pequeño llevaba bastante mal lo de estar confinado en una
habitación y su espíritu inquieto le llevaba a oler, arañar comer y mear todas
las más preciadas posesiones de Oshún cada vez que le dejaba suelto por la
casa. Ella por su parte bufaba y (yo lo sé) internamente me reprochaba haberle
traído a esa bola de pelos a alterar su preciada rutina.
Aprovechando el fin de semana bajé a los chinos y pertrechada
con una mosquitera y dos barras de ducha extensibles, mi ingenio (agudizado por
la necesidad) creó una especie de pantalla en la puerta para que los dos gatos
se pudieran ver sin atacarse. El pequeño saltaba y se trepaba intentando salir
al encuentro de la gata, mientras ésta le gruñía y bufaba y hasta le tiraba
arañazos en cuanto tenía la más mínima ocasión. Viéndola tan fuera de sí, hasta
a mí me dio miedo, pero no al Bicho, que parecía decir “quiero ser tu amiguito,
vamos a jugar”. Totalmente fuera de onda estos dos.
Por suerte JL se ofreció a mudarse a mi casa el fin de
semana para ayudarme con el paso final. La noche del viernes nos la pasamos
turnándonos para calmar al pequeño cuando lloraba o quedarnos con Oshún en la
habitación cuando le sacábamos. Una pequeña y feliz familia parecíamos. Por fin
el sábado dimos el gran paso. Yo armada con la pistola de agua y él con mucha
paciencia para acatar mis órdenes y una toalla por si la cosa se ponía
demasiado fea, abrimos la mosquitera. Tras varias sesiones de muchas horas de
bufidos, arañazos, peleas y persecuciones, por fin hoy por la mañana pasó esto:
¿Tanta pelea? ¿Tanta protesta? ¿Tanto grito? Si yo ya había
visto que erais el uno para el otro. Soy la celestina de los felinos. Si
funcionara igual de bien conmigo misma…