Tras un año de citas, sexo sin ton ni son y desengaños
múltiples, no me siento con ganas de superar la ruptura con Pepe a mi manera habitual.
El ritual a otra cosa mariposa requiere estar en forma y no es el caso. A lo
mejor es la decepción o a lo mejor es que me estoy haciendo mayor. O a lo mejor
es que Pepe me importaba más de la cuenta.
Como estoy en fase de experimentación, ando probando un
nuevo sistema, mi propia versión del clásico “Bridget Jones”. Sin mucho éxito,
he de decir, pero por si a pesar de todo queréis ponerlo en práctica, os mando
el manual.
FUMARSE UN CARTÓN
No soy muy de comer dulce, y mucho menos helado en invierno,
y como hace tiempo superé una adicción al chocolate en la que no quiero recaer,
me he entregado a la nicotina. Además de calmarme momentáneamente la ansiedad,
me deja más cerca del enfisema pulmonar. Así me muero pronto y dejo cuanto
antes de sufrir. Son todo ventajas.
LLORAR COMO UNA MAGDALENA
Lo mío no es llorar cuando quiero, sino cuando puedo, que
suele ser en el momento menos oportuno y por las razones más absurdas, así que
cual obstetra antes de un puente, me pincho la oxitocina de las lágrimas: una
buena peli "de llorar". En este caso he optado por Love Actually, que
para mí es una apuesta segura, me he abrazado al Bicho y he convulsionado
alegremente viendo derrumbarse a Emma Thomson y declararse a punta de
cartelitos a Rick Grimes, que era mucho más majo antes del
apocalipsis zombi.
TERAPIA HORMONAL
Oshún, muy oportunamente, se ha puesto en celo. Para evitar
que me hagan abuela demasiado pronto, el miércoles mandé al Bicho de vacaciones a
casa de mis padres y nos hemos quedado solas las dos hembras de la casa. La
pobre gata tiene una subida hormonal que no se aguanta ni ella (como yo), y lo
único que la calma un poco son los mimos (como a mí), así que llevamos tres
días a base de arrumacos, achuchones y besitos. Delicioso. Excepto cuando se
pone a maullar a las 3 de la mañana. Eso no resulta tan reconfortante.
APLICAR (sin éxito) LA LÓGICA
Mucha atención porque éste es el proceso más importante y el
más delicado, así que lo desgranaré en siete pasos:
1. Repetirle varias veces y con voz firme a tu gata (o al
espejo) que no quieres saber nada más de esa persona, mientras revisas tu
correo por decimoquinta vez para ver si te ha escrito.
2. Implosionar a causa del contrasentido (y actualizar el
correo una vez más por si acaso)
3. Enumerar las razones por las que sabes que la relación no
podía funcionar e imaginar que lo arregláis y que todo vuelve a ser como antes.
4. Sufrir un cortocircuito cerebral porque ni tú le
encuentras la lógica al paso tres.
5. Reiniciar el móvil (a ver si voy a estar sufriendo y
resulta que es sólo un fallo del sistema).
6. Sentir el alivio de que ya no tienes que esperarle.
Esperarle.
7. Volver a implosionar.
Como he dicho al principio, no parece que el método
funcione, pero eso sí, entretenido es un rato. Igualmente, se admiten consejos
de personas acostumbradas a llevar puesto un corazón en lugar de un cacho de
blandiblú.