domingo, 29 de julio de 2012

Estoy que lo tiro (o de cómo me decidí a comprarme una tablet)


Estoy que lo tiro: Sin trabajo estable hasta septiembre, sin encontrar una casa que me guste y me pueda permitir (me tengo que ir de ésta al final del verano), rapiñando clases particulares para pasar el verano… Y me voy a comprar una tablet. Porque yo lo valgo… Y porque Dulce está embarazada.

Sí, queridos amiguitos, la mujer que se fue a Cuba a casarse después de 8 meses de noviazgo virtual y 10 días de idilio físico, ha decidido (porque no ha sido un accidente) que era un buen momento para tener un hijo con ese encantador desconocido que es ahora su marido. Aunque ella gane 600 euros al mes dando clases de baile y él aun no tenga trabajo en España.

La Beli más Maruja y retrógrada está escandalizada, piensa que es una locura propia de alguien con muy poca cabeza y no se imagina cómo se las van a apañar para sacar a un crío adelante en esta situación.

La Beli más insegura cree que a lo mejor lo que le pasa es que tiene envidia, porque Dulce quería ser madre desde hacía tiempo, ha visto esta oportunidad y le ha echado ovarios al asunto (no pun intended) mientras yo me quedo esperando a que las cosas se arreglen, a que me salga un trabajo más estable, o incluso una pareja más estable, a que todo sea óptimo, calculado y preciso. Y a lo mejor me seco esperando.

Al fin y al cabo, dicen que los niños traen un pan debajo del brazo. Oshún no traía ni un paquete de bimbo, pero claro, Oshún es una gata, no se puede comparar. Sea como sea, me he dicho: Se acabó la miseria y vivir como una rata franciscana (como dice mi madre, eso lo he heredado de ella). Si Dulce se puede permitir un bebé, yo me puedo permitir una tablet, eso sí, nada de Ipads ni de Samsungs, una china de 150 euros (geeks, no me apedreéis, ya sé que me he metido en un terreno pantanoso).

Y el derroche no termina ahí. Voy a pagar una suscripción a meetic. De tres meses. Estoy que lo tiro. Se acabó el sólo hablar con los premiums o hacer maniobras para colar mi dirección de Messenger sin que los administradores se enteren. A partir de ahora podré mensajearme, chatear y hasta acosar al soltero que me dé la gana cuando a mí me dé la gana. Y todo desde mi nueva Flytouch 4 (si es que funciona).

Agárrense los machos, que voy.

jueves, 26 de julio de 2012

He vuelto (Minus points for Beli)


He vuelto, después de un fin de curso desquiciado y un campamento (más desquiciado aún) al que ni siquiera quería ir, pero claro, tal y como están las cosas por el mercado laboral (qué os voy a contar yo que Pedro Piqueras y la Merkel no hayan dicho ya) no me puedo permitir ponerme tiquismiquis con una oferta de trabajo. Aunque suponga irme dos semanas a Jerez a enseñar natación sincronizada e improvisación teatral y ejercer de policía lingüística para unos adolescentes que se empeñan en hablar español aunque se hayan apuntado a un programa de inmersión en la lengua inglesa.

Niño: I was speaking English, te lo juro (cara de culpabilidad y a ver si cuela)
Yo: Yea, right (cara de “yo no me suck el finger, chavalín”). Minus five points
Niño: Jo, teacher



Y así todos los días. 20 veces al día. Durante 15 días.

Pero no todo ha sido negativo. He descubierto que ni a mí ni a mis caderas se nos ha olvidado lo poco que aprendí de danza del vientre hace unos años y que aún puedo bailar si tengo el espacio y el aliciente necesarios (20 niñas delante que se van a subir al escenario esa misma noche son un buen aliciente). Y Jamie Samson. Este irlandés con carita de bueno estaba entre los anglos voluntarios del campamento y tuvimos la oportunidad de escucharle cantar algunos de sus temas guitarra en mano. 

Tiene un punto Glen Hansard que me encanta. Os paso un vídeo, y si os gusta, echadle un ojo a las cosas que tiene colgadas en Youtube con su grupo Mercury Mouth, que los chavalitos están empezando y nos les vendría mal que les echaran una mano (o en su defecto, un par de “me gusta”)


Aunque el mejor tema (con música suya y letra de uno de los chavales españoles) como pasa con las grandes versiones, sólo fue interpretado una vez y no hay más registro audiovisual que el de las memorias de los pocos privilegiados que estuvimos presentes. El título, por supuesto, “Minus five”.