Estoy que lo tiro: Sin trabajo estable hasta septiembre, sin
encontrar una casa que me guste y me pueda permitir (me tengo que ir de ésta al
final del verano), rapiñando clases particulares para pasar el verano… Y me voy
a comprar una tablet. Porque yo lo valgo… Y porque Dulce está embarazada.
Sí, queridos amiguitos, la mujer que se fue a Cuba a casarse
después de 8 meses de noviazgo virtual y 10 días de idilio físico, ha decidido (porque
no ha sido un accidente) que era un buen momento para tener un hijo con ese
encantador desconocido que es ahora su marido. Aunque ella gane 600 euros al
mes dando clases de baile y él aun no tenga trabajo en España.
Al fin y al cabo, dicen que los niños traen un pan debajo
del brazo. Oshún no traía ni un paquete de bimbo, pero claro, Oshún es una
gata, no se puede comparar. Sea como sea, me he dicho: Se acabó la miseria y vivir
como una rata franciscana (como dice mi madre, eso lo he heredado de ella). Si
Dulce se puede permitir un bebé, yo me puedo permitir una tablet, eso sí, nada
de Ipads ni de Samsungs, una china de 150 euros (geeks, no me apedreéis, ya sé
que me he metido en un terreno pantanoso).
Y el derroche no termina ahí. Voy a pagar una suscripción a
meetic. De tres meses. Estoy que lo tiro. Se acabó el sólo hablar con los
premiums o hacer maniobras para colar mi dirección de Messenger sin que los
administradores se enteren. A partir de ahora podré mensajearme, chatear y
hasta acosar al soltero que me dé la gana cuando a mí me dé la gana. Y todo
desde mi nueva Flytouch 4 (si es que funciona).
Agárrense los machos, que voy.