He vuelto, después de un fin de curso desquiciado y un
campamento (más desquiciado aún) al que ni siquiera quería ir, pero claro, tal
y como están las cosas por el mercado laboral (qué os voy a contar yo que Pedro
Piqueras y la Merkel
no hayan dicho ya) no me puedo permitir ponerme tiquismiquis con una oferta de
trabajo. Aunque suponga irme dos semanas a Jerez a enseñar natación
sincronizada e improvisación teatral y ejercer de policía lingüística para unos adolescentes que se empeñan en
hablar español aunque se hayan apuntado a un programa de inmersión en la lengua inglesa.
Niño: I was speaking English, te lo juro (cara de culpabilidad y a ver si cuela)
Yo: Yea, right (cara de “yo no me suck el finger, chavalín”). Minus five points
Niño: Jo, teacher
Niño: I was speaking English, te lo juro (cara de culpabilidad y a ver si cuela)
Yo: Yea, right (cara de “yo no me suck el finger, chavalín”). Minus five points
Niño: Jo, teacher
Y así todos los días. 20 veces al día. Durante 15 días.
Pero no todo ha sido negativo. He descubierto que ni a mí ni
a mis caderas se nos ha olvidado lo poco que aprendí de danza del vientre hace
unos años y que aún puedo bailar si tengo el espacio y el aliciente necesarios
(20 niñas delante que se van a subir al escenario esa misma noche son un buen
aliciente). Y Jamie Samson. Este irlandés con carita de bueno estaba entre los
anglos voluntarios del campamento y tuvimos la oportunidad de escucharle cantar
algunos de sus temas guitarra en mano.
Tiene un punto Glen Hansard que me encanta. Os paso un vídeo, y si os gusta, echadle un ojo a las cosas que tiene colgadas en Youtube con su grupo Mercury Mouth, que los chavalitos están empezando y nos les vendría mal que les echaran una mano (o en su defecto, un par de “me gusta”)
Tiene un punto Glen Hansard que me encanta. Os paso un vídeo, y si os gusta, echadle un ojo a las cosas que tiene colgadas en Youtube con su grupo Mercury Mouth, que los chavalitos están empezando y nos les vendría mal que les echaran una mano (o en su defecto, un par de “me gusta”)
Aunque el mejor tema (con música suya y letra de uno de los
chavales españoles) como pasa con las grandes versiones, sólo fue interpretado
una vez y no hay más registro audiovisual que el de las memorias de los pocos
privilegiados que estuvimos presentes. El título, por supuesto, “Minus five”.
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