lunes, 7 de mayo de 2012

El romántico y el espabilado


A lo mejor soy yo, que tengo mala estrella, o es algo intrínseco a las relaciones, pero ni siquiera en las condiciones más favorables (léase meetic, donde todo el mundo va más o menos a lo mismo) consigo que las cosas me salgan como quiero.

Supongamos dos sujetos: S (Salmantino) y L (Luke) en un escenario M (Messenger)

S parece un hombre interesante. Sabe escribir, reflexiona sobre la vida y elabora teorías que me intrigan.
L se dedica a jugar al poker con los amigos y tirarse azafatas. También le gusta el buen cine, pero doblado al español.

S no para de decirme lo interesante que le parezco y lo mucho que le llamo la atención.
L se echa unas risas cuando digo una tontería y no pierde ocasión para recalcarlas.

S me relata alguna anécdota muy íntima de su pasado reciente y se le escapa un “entonces conduciré yo cuando nos hagamos escapadas de fin de semana”. Le tengo que recordar que aún no nos conocemos.
L me dice que ha ido a un bar muy chulo que, por lo que le he contado, seguramente me gustaría.

S asegura que quiere que nos veamos por fin en persona. Me propone hacer algo el fin de semana, pero queda en confirmarme, ya que a su coche se le ha encendido una luz y no sabe si lo tendrá que dejar en el taller
L me pide el teléfono, y me pregunta si tengo planes el domingo.

S me trata como a un ser especial
L me trata como a un colega

Lo poco que he visto de S me encanta
Lo poco que he visto de L me hace gracia

Si el guión de esta película lo escribiera yo, terminaría un sábado por la noche con Beli y S recostados en un bar con poca luz (y velas, claro), una copa en la mano y mucha filosofía barata sobre el amor y las relaciones en la Europa del siglo XXI. Y un beso, por supuesto. Muy lento y muy suave.

Como el guionista de mi vida es un psicópata con mucho sentido del humor, esto es lo que pasa:

S no coincide conmigo en el chat así que no tengo forma de saber si su coche está en el desguace o ha muerto sepultado por un cielo raso.
L me llama el sábado y me invita a ir al cine el domingo.

Final de la película: Beli se va al cine con L, se bebe un par de tercios y se caga en el romanticismo.

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