martes, 25 de diciembre de 2012

Cara de gilipollas (Happybeli to you III)

(Viene de entradas anteriores, y con éste ya termino)

Tercer regalo: Una preciosa cara de gilipollas a estrenar

La cena de cumpleaños marchaba estupendamente, tanto que incluso en un momento los maridos salieron a fumar a la calle, los peques se durmieron y pudimos quedarnos solas a marujear de nuestras cosas. Les conté un poco (sin entrar en detalles) sobre Pepe, nos pusimos al día, María me preguntó que cómo me sentía con las noticias de los últimos embarazos, se lo conté y por su parte confesó que ella misma a veces también se siente agobiada y echa de menos tener algo de vida más allá de sus dos pequeños. Me conmoví, no me lo esperaba. Pero como el tiempo apremiaba, pasamos a otro tema:

- Así que P. ha tenido un niño
- ¿ehin?
- Ah ¿No lo sabías? Perdona, es que como ha colgado las fotos en facebook pensé...
- Ya nunca entro en facebook
- A lo mejor no es suyo... no lo sé, no miré mucho... yo...
- No, si da igual

Al día siguiente lo comprobé, eso sí, con mi madre al lado para, al tener público, asegurarme de que mantenía la compostura y la dignidad. Y sí. Había sido padre. No sé si de un niño o una niña porque lo único que vi en las fotos era mi propia cara con un cartel de "gilipollas" en la frente, así, para todo el que lo quisiera ver, en abierto y en mi muro de facebook.

Cuando empezamos a salir, P. tenía una hija y muy claro que ya había cumplido con la patria, que no quería más. Cuando 2 años de convivencia y una ruptura después vino a España a que nos reconciliáramos, el tema de la descendencia era el único que nos separaba de un futuro común, y entonces me dijo las palabras de amor más bonitas que he escuchado nunca:

"Por ti, estoy dispuesto a tener un hijo"

Un mes después de aterrizar en su país para pasar el resto de la vida a su lado, una noche comiendo pizza me dijo que había cambiado de opinión. Que con su hija tenía bastante, que había pasado tres años alejado de ella, y que ahora no podía compartirla con otro niño. Que no tenía tiempo. Pero claro, para ese entonces ya no me quería.

Esa es la diferencia. A esta chica, a la que conoció apenas dos meses después de que yo volviera con el corazón en una cajita, sí la quiere, y las fotos de la familia feliz en la habitación del hospital es la constatación de que yo lo dejé todo en España para construir un futuro con un hombre que, desde hacía tiempo, me había dejado de querer, pero no se había dado cuenta. La constatación de que hice el gilipollas. En facebook. Para que todo el mundo lo sepa.
Feliz cumpleaños, Beli.

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