viernes, 1 de junio de 2012

Sábado tonto (hacer manitas)


Hace una semana que vengo queriendo compartir esta historia en el blog, pero las circunstancias (unos padres convertidos en Willy Fog y Rigodón y una abuela que necesita que la cuiden) me lo han impedido, pero ahí va:

Digamos que una noche sin sueño navegando infructuosamente por meetic, un premiun (con los que puedo hablar) me manda un mensaje de chat. Yo miro el perfil y le meto en el saco de los “quemados” dolidos pero buscando sin perder la esperanza. A pesar de ello, lo que escribe está bien escrito y tiene sentido, así que le contesto. Y hablamos. Y le doy el Messenger. Y no volvemos a hablar.

Digamos que un sábado en el que estoy que me bailo, mi amiga Dulce (el último baluarte de las casi solteras de mi alrededor) no se quiere quitar el chándal y adentrarse en la jungla y yo me resigno a quedarme en casa y ver una peli acompañada de Oshún y una mahou (o más).

Pero digamos que antes de acometer el plan, el premiun (a partir de ahora, Stan) aparece en el Messenger y me pregunta qué tal el fin de semana:

-  Pues nada. Mi amiga no sale, así que me quedo en casa. ¿Y tú?
-  Yo también estoy sin plan. Si quieres podemos hacer algo juntos.
-  … Vale.

Y así de fácil y así de tonto quedo con un completo desconocido en un bar conocido de mi barrio. En vaqueros, camiseta y casi sin pintar. Nos contamos la vida, nos bebemos un tercio y me coge la mano. La mano. Me he llegado a morder los labios al ir a gritar el nombre de alguien en la cama porque no estaba segura de saber cómo se llamaba. Pero la mano… La mano son palabras mayores. La mano no se le da a cualquiera.

Y yo no sabía dónde ponerla. Si soltaba para comerme una galletita, en cuanto la dejaba quieta la volvía a agarrar, aunque me hubiera chupado los dedos a conciencia y a propósito. Y no es que el chico no fuera majo, que lo es, pero no.

Recuerdo que hace un año me colé hasta los higadillos por un alumno. Un día al ir a darle un boli le rocé accidentalmente un dedo y fue como si me hubiera dado calambre. Tuve que concentrarme para seguir hablando y que no se diera cuenta de que el mundo se había parado un instante, y que todo iba con un segundo de retraso.

Y Stan me acaricia la mano y yo me la quiero amputar rollo Saw: Pierdo un miembro pero soy libre.

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