“Mira, yo si quieres te invito a subir y te echo un polvo de
mil amores, pero no te prometo nada”.
Ponme una peluca y llámame Cassanova.
Cassanova y yo, separados al nacer. |
Si no es la peor frase creada por un ser humano para seducir
a otro ser humano, es que yo no sé nada de relaciones. Y es muy posible que no
sepa nada de relaciones, porque la frase funcionó.
- ¿Cómo que no me prometes nada?
- Pues que acabo de salir de una ruptura que me ha
dejado algo tocada, y que además no te estoy invitando yo, te está invitando
toda la cerveza que llevo en el cuerpo.
- …vale. ¿Dónde aparco?
De esta conversación, previa a mi primer revolcón con
Carlos, se pueden hacer varias lecturas.
La primera es que el alcohol es muy peligroso. Pero sólo
cuando vas al volante o manejas maquinaria pesada, porque yo no creo en eso de
que cuando estamos borrachos hacemos cosas que no queremos. Lo que sí creo es
que es una excelente excusa para hacer sin pudor todo aquello que nos avergüenza
reconocer que queremos hacer.
Otra lectura es que soy una tía muy legal. Por si Carlos se
había hecho otra idea del tema, esa noche él era sólo mi despecho, un falo con
el que llenar el vacío y tapar la mala leche, y ni siquiera se iba a llevar un
polvo memorable por hacerme el favor. Posiblemente, ni siquiera un polvo
mediocre. Esto es lo que hay, lo tomas o lo dejas.
Y lo tomó, claro que lo tomó. Y eso me vuelve a llevar a
reflexionar sobre las diferencias entre hombres y mujeres. Si hiciéramos una
encuesta separada por sexos preguntando si habrían aceptado una oferta como la
que le hice a Carlos esa noche, ¿qué saldría? Probablemente (y desmentidme si
me equivoco) la mayoría de los hombres habría aparcado el coche y la mayoría de
las mujeres habría huido de allí quemando rueda. Yo habría huido también.
Y eso para alguien como yo, siempre empeñada en demostrar
que los hombres y las mujeres no somos tan distintos, es un golpe muy duro.
¿Cuánto la tiene que cagar una mujer para que un hombre le
diga que no? Si un “si quieres follamos, pero me estoy acordando de mi ex, así
que la noche puede ser un desastre” no es suficiente, no se me ocurre qué puede
serlo. Ahora que lo pienso, estoy por hacer un experimento para comprobarlo.
Los resultados, si no aparecen aquí, es que me los han publicado en el British Journal
of Science. Echadle un ojo de vez en cuando por si acaso.
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