lunes, 11 de noviembre de 2013

No te prometo nada


Mira, yo si quieres te invito a subir y te echo un polvo de mil amores, pero no te prometo nada”.
Ponme una peluca y llámame Cassanova.

Cassanova y yo, separados al nacer.

Si no es la peor frase creada por un ser humano para seducir a otro ser humano, es que yo no sé nada de relaciones. Y es muy posible que no sepa nada de relaciones, porque la frase funcionó.

- ¿Cómo que no me prometes nada?
- Pues que acabo de salir de una ruptura que me ha dejado algo tocada, y que además no te estoy invitando yo, te está invitando toda la cerveza que llevo en el cuerpo.
- …vale. ¿Dónde aparco?


De esta conversación, previa a mi primer revolcón con Carlos, se pueden hacer varias lecturas.

La primera es que el alcohol es muy peligroso. Pero sólo cuando vas al volante o manejas maquinaria pesada, porque yo no creo en eso de que cuando estamos borrachos hacemos cosas que no queremos. Lo que sí creo es que es una excelente excusa para hacer sin pudor todo aquello que nos avergüenza reconocer que queremos hacer.

Otra lectura es que soy una tía muy legal. Por si Carlos se había hecho otra idea del tema, esa noche él era sólo mi despecho, un falo con el que llenar el vacío y tapar la mala leche, y ni siquiera se iba a llevar un polvo memorable por hacerme el favor. Posiblemente, ni siquiera un polvo mediocre. Esto es lo que hay, lo tomas o lo dejas.

Y lo tomó, claro que lo tomó. Y eso me vuelve a llevar a reflexionar sobre las diferencias entre hombres y mujeres. Si hiciéramos una encuesta separada por sexos preguntando si habrían aceptado una oferta como la que le hice a Carlos esa noche, ¿qué saldría? Probablemente (y desmentidme si me equivoco) la mayoría de los hombres habría aparcado el coche y la mayoría de las mujeres habría huido de allí quemando rueda. Yo habría huido también.

Y eso para alguien como yo, siempre empeñada en demostrar que los hombres y las mujeres no somos tan distintos, es un golpe muy duro.

¿Cuánto la tiene que cagar una mujer para que un hombre le diga que no? Si un “si quieres follamos, pero me estoy acordando de mi ex, así que la noche puede ser un desastre” no es suficiente, no se me ocurre qué puede serlo. Ahora que lo pienso, estoy por hacer un experimento para comprobarlo. Los resultados, si no aparecen aquí, es que me los han publicado en el British Journal of Science. Echadle un ojo de vez en cuando por si acaso. 

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