Por cierto, yo le quería llamar Tyrion o Pinkman
(definitivamente es un Jessie Pinkman, callejero, malote y tierno hasta la
médula) pero tenía miedo de encariñarme y que luego no se llevara bien con
Oshún. Una vez que le pones nombre no hay marcha atrás.
Durante la semana de adaptación una canción de Pereza me
rondaba la cabeza y se la cantaba mientras le acariciaba la barriga y jugaba a
la pelota en su habitación. La gente piensa que es un nombre feo, pero él y yo
sabemos que no y eso es lo que importa.
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